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Entrevista

  • Foto del escritor: Daniela Valdivia Blume
    Daniela Valdivia Blume
  • 15 jul 2019
  • 7 Min. de lectura

Actualizado: 16 jul 2019

José María Montejo Salas: “Cuando pierdo es donde más aprendo”

Entrenar muy duro y convertirse en el mejor significa para el taekwondista peruano la experiencia misma de su liberación.

Sin su dobok —la vestimenta que refleja su camino de perfeccionamiento—, a la vista uno jamás pensaría que podría tratarse de alguien que practica la milenaria disciplina coreana desde los 9 años. José María Montejo Salas es un joven piurano de 20 años, al que sus amigos llaman de cariño “Piura”. Comenzó entrenando en el programa del IPD (Instituto Peruano del Deporte) en su querido norte.

Después, visitó Lima en el 2015 para participar en su primer Sudamericano, donde obtuvo una medalla de bronce y una de plata. Finalmente decidió mudarse en el 2016 tras ser elegido para pertenecer a la Selección Nacional y para estudiar Derecho en la universidad. Ese mismo año participó en la décima edición del Campeonato Mundial Poomsae y consiguió uno de sus mayores logros: una medalla de oro y de plata en un Panamericano, y en el 2018 en China Taipéi. Sus últimas medallas, de plata y una de bronce, las ganó hace dos meses en el Campeonato Internacional Dominican Republic Open G1 realizado el 9 y 10 de marzo en República Dominicana.

El desafío de las artes marciales le ha permitido al deportista entender una travesía que comienza, pero que nunca termina. La pasión que siente por el taekwondo le ha enseñado a superarse e incluso a utilizar sus propias debilidades para fortalecerse. Desde el 2016 viene preparándose arduamente para representar la bicolor en la categoría Senior 1 en los Panamericanos Lima

2019, el segundo evento deportivo más importante dentro del círculo olímpico, que se llevará a cabo en nuestro país del viernes 26 de julio al domingo 11 de agosto.

Pregunta: ¿Cómo fue ese primer contacto con el Taekwondo?

Respuesta: Recuerdo que le dije a mi mamá que quería hacer Karate y mi mamá me dijo: “¡Ya te voy a inscribir!” luego me enteré que me había matriculado en taekwondo y yo le dije: “¿Qué es eso?”. Lo mismo que Karate, pero con patadas, eso me dijo. Yo tenía 8 años. Hice toda una pataleta porque no quería ir. Comencé a asistir a las clases y poco a poco me di cuenta de que me gustaba.

P: La modalidad que practicas actualmente es el Poomsae. En el caso del kerubi, el cual está enfocado al combate en sí ¿se podría decir que no lo practicas porque no lo disfrutas?

R: No es que no me gustara, de hecho, me gusta, pero prefería practicar poomsae. Cuando empecé, antes de entrar a la selección mi academia hacía mucho kerubi. Entonces estaba sentenciado a ser combate. En los campeonatos tenía que practicarlo si quería hacer poomsae. Básicamente era como una condición. Ahora tengo cuatro años sin hacer combate y me dedico solo a hacer poomsae tradicional y freestyle.

P: ¿Qué es lo que más te gusta del poomsae?

R: Me gusta más quizá porque conserva más esa marcialidad. Es el desarrollo de un combate real con un oponente imaginario de tu misma proporción. Respeta mucho más el estilo del Taekwondo mismo. Ahora, se ha perdido de cierta forma lo tradicional de esta disciplina. Las patadas son más contemporáneas; es decir, el combate ha tenido una evolución. En mi opinión, no estoy de acuerdo, porque me parece más importante lo tradicional, conservar el formalismo y la marcialidad. Es positivo para el ámbito deportivo, pero pienso que el taekwondo no está hecho solamente para eso. Se trata también de un camino de vida, una filosofía. Cuando un arte marcial pierde su origen no es tan bueno.

P: De todos los maestros que has tenido, ¿quiénes crees que han sido los que más te ha influenciado?

R: Durante mis inicios recibí el apoyo de Coica, una agencia de Corea que trae constantemente profesores de taekwondo. De alguna u otra forma, eso me permitió tener una mejor formación. Los entrenadores eran muy jóvenes y su expresión de la técnica era muy buena; eso me ayudó mucho. Luego, me enseñó Jorge Echeverría, un maestro cubano, que trabajó con la selección de Cuba, son muy buenos en la metodología. Creo que él apostó mucho por mí en el aspecto de formas. Además, su apoyo fue muy importante para subir mi nivel, así como mi entrenador peruano en Piura, a quien visito cada vez que puedo.

P: Se dice mucho acerca de las artes marciales, como por ejemplo, que ayudan a controlar las emociones fuertes ¿Qué aspectos de tu carácter consideras que has aprendido a canalizar a través del taekwondo?

R: Al menos taekwondo y la mayoría de artes marciales que conozco, por ejemplo karate, forman el carácter y de cierta forma la templanza. Si eres una persona que tiene un carácter muy bajo te va ayudar a ser más seguro, de repente, a tomar decisiones un poco más claras. Y, si eres una persona demasiado explosivo, te va ayudar más bien a modular el carácter de una forma más respetuosa en cómo puedas llevar esas emociones. Personalmente, yo creo que cuando comencé a practicarlo, quizá no hablaba mucho. Por lo general cuando tú ingresas a un nuevo entorno y no conoces a nadie, te cuesta un poco de trabajo conocer al resto. Y por otro lado, a no acelerarme. En una competencia no te sirve de nada estar super excitado, ni tampoco, estar todo bajoneado. Tienes que estar en un nivel en el que te sientas preparado, pero tampoco tienes que exagerarlo. Sin duda, te ayuda a que no “tires” las emociones.

P: La inteligencia emocional resulta ser una pieza clave en las competencias ¿Qué tan importante significa para ti?

R: Para mí y para todos los atletas creo que es muy importante, pero también pienso que cada persona tiene su forma de hacerlo. En mi caso, lo aprendí a porrazos. El primer campeonato al que asistí fue a un Sudamericano en el año 2015, para esta época me había preparado mucho. A comparación de mis compañeros entrenaba todo el día. Eso produjo que en mi primer año pudiese representar a Perú, lo que por general no sucede al primer año que ingresas a la selección. Yo siento que me esforcé demasiado. Pero, cuando entré a la cancha estaba tan nervioso, que sentí que no era yo y que todo lo que había entrenado no era lo mismo. Felizmente, obtuve una medalla de bronce, pero estoy seguro que podría haber ganado un mejor lugar, porque sabía que pude haberlo hecho mejor. Entonces, desde ese momento me dije: “No más. Yo no voy a entrenar para que me ganen mis emociones”. Desde ahí, me he vuelto más relajado al competir. Por último, me puedo echar a dormir (risas), pero esa es mi forma de tranquilizarme. Pienso en la competencia, pero trato de no estresarme en ese momento.

P: Sobre el Sudamericano 2015, dices que no es usual que los entrenadores te escojan en el primer año que ingresas a la selección ¿Qué consideras que vieron en tu desempeño para seleccionarte?

R: (Risas) cuando yo entré estaba en el último lugar. Yo sentía que no tenía el nivel en mi categoría (para ese entonces la juvenil), aún así, le metí bastante punche, porque estaba ahí todos los días, todo el día, entrenaba el doble que los chicos. No dejé el colegio, pero estuve en Lima como un mes o dos meses antes del Sudamericano. En esa época me mandaban las tareas por correo, pero estaba todo el día metido. Probablemente, esa constancia fue la que vieron mis entrenadores y definitivamente mi nivel subió mucho, gracias a que disponía de más tiempo.

P: De todas las competencias en las que has tenido la oportunidad de participar, ¿quién ha sido tu rival más fuerte y del que te has sentido más orgulloso de haberle ganado?

R: Quizá no mucho. Siento que puedo competir con el campeón mundial y estar tranquilo. Sin embargo, este año por ejemplo, participé en el US Open Taekwondo 2019, donde competí con un chico de Corea —que por cierto la rompen—, que fue campeón nacional. Competir con alguien de ese nivel, es casi como enfrentarse con un campeón mundial. Eso implicaba una presión más grande y le gané. Para mí esto fue super importante, no salté de la emoción, pero dije dentro de mí, “mi nivel está creciendo”. En la siguiente ronda él me ganó, pero me quedé con esa buena emoción. Pasarlo en una ronda significó que pude haberle ganado en la segunda. Cuando pierdo es donde más aprendo.

P: Sin duda, el taekwondo es un deporte que aumenta el rendimiento físico, pero que sobre todo potencia la autoconfianza y la motivación, ¿cómo podríamos levantar el nivel de práctica en nuestro país?

R: Yo pienso que ahora es más conocido. Antes quizá había menos academias. Tengo entendido que el Ministerio de Educación está invirtiendo más, tanto en la selección, como en los programas del IPD. Creo que no hace falta más escuelas, sino mejorar la formación de entrenadores. Se pueden rescatar 5 o 6 personas que realmente conocen y saben lo que hacen y los 50 o 60 demás son de cierta forma empíricos, entonces el nivel no puede crecer tanto. Asimismo, decentralizándonos un poco, en provincias no hay muchas escuelas. Por ejemplo, donde yo estoy solo hay una academia federada en todo Piura, a la que pertenecía, después solo hay 3 o 4 academicas más y no son federadas, quiere decir que esos chicos que pueden tener mucho talento no pueden entrar a la selección nacional.

P: Finalmente, José María, ¿cuáles son tus expectativas para estos Panamericanos?

R: Me vengo preparando hace bastante tiempo, exactamente desde el 2016. Yo estudio la carrera de Derecho, pero este ciclo no me he inscrito por los Juegos Panamericanos. Estamos entrenando, mañana, tarde y noche, y madrugada no, porque literalmente nos botan de la Videna, sino ten por seguro que el coreano nos haría entrenar de madrugada, porque son locos (risas). Ese esfuerzo de estar todo el día en su momento va a dar un buen resultado. Sabemos que el nivel de los países que vienen es muy fuerte, tenemos a medallistas mundiales que vienen de México, Estados Unidos, Guatemala, Canadá, pero últimamente siento que mi nivel y mi compromiso ha ido incrementando mucho más, quizá lo suficiente como para enfrentar muy bien los Panamericanos. Para mí el objetivo no es la medalla, pero sí es un factor importante que te ayuda a tener una meta. Tengo una buena esperanza ¡Con todo, con todo el equipo!



 
 
 

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