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Perfil La Lá

  • Foto del escritor: Daniela Valdivia Blume
    Daniela Valdivia Blume
  • 16 jul 2019
  • 5 Min. de lectura

Una voz estrictamente libre

Foto: Fuente Diario El Comercio


La música siempre fue su vacilón. Ahora componer canciones es su profesión permanente. Giovanna Núñez, mejor conocida como La Lá apunta a una sola regla: no ceder ni un poco para surgir.


Giovanna Núñez nunca estudió música. No tiene formación en ningún género. Es, en realidad, una cantautora autodidacta. Descubrió su talento a través de su voz y sus composiciones. Su música sobresale en medio de una época permanentemente machista y la preferencia por fabricar artistas para vender más de lo mismo. Filósofa de profesión y amante de su ciudad gris. Desde joven la artista limeña ha estado acostumbrada a estar en espacios donde no se suele entrar con niños. Matías y Amara son sus dos pequeños. Van con ella a cualquier sitio y casi siempre de la mano. En el pasado a la universidad y a una que otra entrevista de trabajo como ella misma —sin roche y con una sonrisa en el rostro— lo ha contado en varias oportunidades frente a cámaras. El CEO y Director de PR La Contra, Julio Pérez Luna, es su esposo, padre de su hija menor y compañero cada vez que puede en la guitarra.


Se inició en el mundo de la música en el año 2000 de manera esporádica. La cantante tuvo la oportunidad de pertenecer a una agrupación de jazz de jóvenes en la que duró dos años y posteriormente participó en los proyectos de otros artistas. Tiempo después, en 2009 finalmente se atrevió a mostrar sus canciones y la invitaron a incluir una de ellas en un disco compilatorio llamado “Hilos de Oro”. Para el que tuvo que improvisar un apodo artístico, ya que le pareció que su verdadero nombre, Giovanna Núñez, era muy formal en comparación a los nombres de los otros participantes. Entre juegos de sonoridad y en un intento desesperado por encontrar un apelativo rápido se le ocurrió ponerse: La Lá.


Después de compartir algunas cosas que había compuesto y darse cuenta que tenía una respuesta positiva por parte del público decidió oficialmente en 2011 renunciar a su trabajo en un editorial para dedicarse de manera permanente a la música como profesión.

Con el paso del tiempo, su voz la hizo conocida y sus oyentes comenzaron a compartir más de su materia prima en plataformas musicales, como Spotify. Esto provocó que en 2014 la invitaran nuevamente a colaborar en un disco, esta vez titulado: “Los 50 fonogramas que daban cuenta de la diversidad musical en el Perú” en el compartió listado junto con grandes artistas como Chabuca Granda, promovido por el Ministerio de Cultura. En una ciudad con perfiles de personas muy distintas, con muchos pensamientos, algunos equivocados, La Lá se mantiene de pie para trabajar en lo suyo y encontrar los espacios correctos para ella misma. Una vez dentro de la industria musical la cantante ha tenido la posibilidad de expresarse a través de versos y rimas para enfrentarse a su realidad a partir de la creatividad y la invención continua.


Pareciera que son compuestas sin pensar en un género. Son sinceras y energéticas. Las canciones de La Lá pasan por muchos tipos de ritmo. Desde el jazz, vals, bossa nova hasta entradas de huayno. Tiene un poco de todo. Sus canciones son el producto de su bagaje musical y la suma de cosas de lo que que ha escuchado creciendo. La memoria y los recuerdos de la música en casa de sus padres, abuelos y de la que ella sola ha buscado, se reconstruyen en nuevas mezclas de armonía con una pizca de música folclórica andina, salsa, criollo, negroide y otros géneros. Ella es la promotora de sus propios conciertos y discos. Ha diseñado sus propios afiches, manejado su página web y cumplido con todo tipo de tareas que normalmente no hacen los músicos. Sin duda, esto la ha convertido en una artista totalmente autogestionada.


Las letras de La Lá

Cuando de componer una canción se trata la cantautora rompe los parámetros y esquemas. Expone su identidad y refleja su poder de resurgimiento. Busca dejar una huella a través del aprecio por lo suyo. Y desea cumplir una función social muy importante enfocada hacia la unión y la lucha por una sociedad en la que se deje de privar de un bienestar tan importante como es el arte y la cultura.

No busca ser popular, ni mucho menos posicionarse en un lugar para que la inviten a lucirse o a cantar gratis en canales de televisión, sino más bien crear canciones, disfrutar de ese camino y sobre todo comunicar, con el fin de compartir con otras personas el significado íntimo y valioso de su trabajo en la música contemporánea.

Hasta el momento la cantautora peruana ha publicado tres trabajos discográficos: un EP homónimo publicado en 2010, “Rosa” su disco debut en 2014 y “Zamba Puta” en 2017. Su trabajo ha resaltado dentro de una comunidad reducida que poco a poco está comenzando a tomar más fuerza en la producción nacional que lamentablemente todavía no cambia las políticas de difusión con respecto a ciertos artistas, especialmente mujeres.

Como lo ha contado en varias entrevistas, no ha sido fácil dedicarse a la música siendo mujer, especialmente en un país como el Perú, que parece hundirse cada vez más en el machismo. La falta de crédito en el trabajo de las mujeres y el relegado esfuerzo por querer colocarse en espacios menos desfavorecidos hace que la meta de cambiar el papel de la mujer en la sociedad peruana se vea inalcanzable.

En respuesta a ello, su álbum “Zamba Puta” invita al público a reflexionar sobre un insulto popular para que la gente hable sobre temas relacionados a género, micromachismos, amor romántico y ciertas actitudes de violencia normalizadas hacia la mujer, de las que incluso ella misma ha contado haber sido víctima a lo largo de su vida. Es una protesta en contra de lo establecido y el histórico orden de valores que es perjudicial para hombres y mujeres. Este disco pretende movilizar y generar un cambio de actitud en la sociedad para que se deje de poner en duda las capacidades de la mujer.


Este álbum ha sido reconocido por la revista “Zonas de Obra de España” y en la plataforma virtual de música “Sounds and Colours” en Inglaterra, y también ha sido elegido como uno de los mejores discos de 2017 por la plataforma musical en línea Bandcamp en Estados Unidos.

Sin duda, su creatividad y talento para plasmar este tipo de problemáticas en sus canciones no solo la ha llevado a ser reconocida por diferentes plataformas de lanzamiento y promoción para artistas independientes, sino también por grandes cantantes como Julieta Venegas, con la que llegó a compartir escenario en Lima en 2015. Y otros artistas como Susana Baca, Kevin Johansen, Manuelcha Prado, El Kanka y muchos más.


 
 
 

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